Bien, ahora estamos en invierno, las montañas están nevaditas (unas más que otras) y es tiempo de practicar esquí.En este deporte, además de pasárnoslo genial, hemos de tener cuidado con nuestras rodillas, ya que sufren mucho a la hora de esquiar.
Los ligamentos que estabilizan la rodilla van a ser los que soporten la mayor parte de la tensión en este deporte, y encontramos numerosas lesiones sobre ellos, en especial el ligamento cruzado anterior que conecta el fémur con la tibia.
Este ligamento es el que impide que la tibia se desplace hacia delante (el ligamento cruzado posterior, impide que se desplace hacia atrás) y ambos proporcionan una estabilidad a la rodilla, que se completa con los ligamentos laterales.
La articulación de la rodilla presenta los movimientos de flexo-extensión como todos sabemos, pero es importante destacar que cuando la rodilla está flexionada existe también un pequeño movimiento de rotación que ayuda a que la rodilla pueda pivotar.
Encontraremos ruptura de este ligamento, por lo general, cuando la rodilla se hiperflexiona, hiperextiende o rota en exceso(con la pierna flexionada como he explicado antes).
Los que habéis esquiado, entenderéis a la perfección, lo fácil que puede resultar lesionarse un ligamento de la rodilla, ya que a la hora de girar, saltar, caer, estamos articulando y tensionando la rodilla bruscamente.
A la persona que sufre una rotura de LCA oirá un chasquido en la rodilla acompañado de una inestabilidad repentina en la articulación y posterior inflamación, a parte del dolor que presenta.
Por lo general, si es paciente es jóven o necesita realizar movimientos de pivote con la rodilla, cuando el LCA está roto, se recurre a la cirugía, que se basa en reconstruir el ligamento mediante una plastia.
Actualmente destacan dos modos de obtención de la plastia:
- La técnica HTH, que consiste en la formación de la plastia que hará las funciones de ligamento mediante una parte del tedón rotuliano
Aquí os dejo un enlace donde podéis ver con detenimiento esta técnica HTH:
- La 4T, cuya plastia se obtiene gracias a los tendones de la pata de ganso.
Como todo el esta vida, existen excepciones, y hay ocasiones en las que no se recurre a la cirugía.También se puede optar por un tratamiento conservador, que consiste principalmente en el fortalecimiento máximo de los isquiotibiales, unos músculos situados en la parte posterior del muslo, que además de flexionar la rodilla ejercen tracción sobre la tibia desde atrás impidiendo su desplazamiento anterior.
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